martes, 29 de octubre de 2013

Reportaje: Una ganadería de auténtica bravura, Angoso, Catalina Hermanos


La finca “Villoria de Buenamadre” se encuentra situada a 61 km. de Salamanca, tiene una extensión de 575 hectáreas, de ellas unas 40 hectáreas se destinan al cultivo de cereal, y forraje para el ganado.

El monte está poblado por encinas centenarias, la presencia del roble es casi testimonial y únicamente existe un alcornoque en toda la finca.

El ganado bravo comparte la explotación con Morucho, Charolés y Limusín, porcino Ibérico, y ovejas de raza Castellana. No faltan en ella, caballos y yeguas, cruzadas, que ayudan a las labores con el ganado bravo.

En esta finca destaca la casa de la familia Angoso, fue construida por encargo de Victoriano Angoso en 1902, en 1921 un incendio deja sólo en pie la estructura exterior, base sobre la que se realizará poco después un proyecto de rehabilitación que ha dejado como resultado un edificio elegante, sobrio y austero. Destaca un comedor con una chimenea en la que se emplea la cerámica como material decorativo, los colores son llamativos (azules, amarillos con diversas formas geométricas, motivos vegetales, etc.) apoyando la campana sobre dos figuras que están encabezadas por carneros de color verde brillante, en el centro destaca una escena de campo de estilo goyesco. Fue la madre de Fernando Angoso, de origen andaluz, quien decidió utilizar la cerámica como elemento decorativo en el interior de la casa. La familia

Angoso conserva también una capilla del siglo XIX que se encuentra situada muy cerca de la casa y está dedicada a San Marcos.

El origen se remonta a 1908 cuando Victoriano Angoso hace su ganadería con vacas de Veragua y sementales de Eulogio Oñoro. Entre 1910 y 1912 adquiere dos sementales del Marqués de Saltillo. Por entonces las figuras de la época como Juan Belmonte, eran los que mataban estos toros. En 1920 fallece Victoriano Angoso y la ganadería pasa a manos de Amador y de su hermano Manuel Cesáreo, ellos compran al Conde de Santa Coloma un semental llamado Navajero, que no les da grandes resultados y dos años después vuelven a comprarle al Conde de Santa Coloma otro semental de nombre Miñoto y otro de Saltillo llamado Ganchón.

En 1930 los hermanos se separan y la ganadería se queda dividida en dos.

Después de la Guerra Civil la parte de Manuel Cesáreo se vendió a la viuda de Molero, que traslada las vacas a la finca “La Granja” en Castrillo de la Guareña, después esa divisa desapareció, la ganadería fue vendida a Alejandro Fernández que por un problema sanitario, tuvo que sacrificar toda la ganadería y el hierro de Los Molero se vendió a Roberto Domínguez.

La parte de Amador Angoso sigue hacia delante conservando sus orígenes, aunque se elimina la procedencia Saltillo. Aproximadamente en los años 50 pasa a manos de Adrián Angoso (hijo de Amador), con él van a tentar a Villoria desde Paco Pallarés, Juan José, Julio Robles, hasta Juan Diego, Chaves, Valverde y la Escuela de Tauromaquia de Salamanca.

En diciembre de 2007 fallece Adrián, pasando a manos de su hermano Fernando, su actual propietario, que lleva la ganadería junto a su hija Carmen Angoso. La ganadería consta de: 60 vacas, 2 sementales, 22 erales y 24 añojos.

Sin lugar a dudas, esta ganadería es todo un paraíso del toro bravo.




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