miércoles, 19 de noviembre de 2014

Y gritar a los cuatro vientos...


¡Qué bonito es tener una ilusión! Admirar y respetar a un artista, una figura, pero sobre todo…una persona. 

Desde niña, y como muchos otros niños, ya esperaba con ansia los festejos de mi pueblo, con sus respectivas capeas y sus encierros. Como en muchos municipios, toda una tradición. Una tradición que lleva consigo la pasión y afición más profunda de los buenos taurinos. 

Parece que cambian los tiempos, y que con ello nos quieren quitar lo que es nuestro. Una fiesta en la que los toreros realizan sus suertes, para mostrar en el ruedo su torería hecha arte, una torería que se palpa en cada rincón del tendido. Los aficionados, por su parte, sienten la emocionante lidia del bello animal, la cual se vive con el mayor de los respetos, y que solo quien entiende dicho arte es capaz de vibrar al compás de la lidia. 

Hablar, es fácil, y más si se habla desde la ignorancia. 

La ilusión, aunque pase la niñez no se pierde, como la luz de las buenas estrellas siempre perdura. Los sueños, la ilusión de los taurinos, orgullosos siempre de su fiesta, estará presente venga lo que venga. Porque  aunque pese a muchos, seguiremos gritando a los cuatro vientos: ¡Somos taurinos!


Victoria

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