Echando la vista atrás y recordando los inicios de “Maestría y Elegancia” me viene a la mente la primera entrevista que hice a un cortador. Uno de los cortadores que llevan siempre consigo el corte puro por excelencia, y que no dudó ni un solo momento en concederme dicha entrevista.
De todo eso ha pasado ya más de un año, y el de Medina del Campo ha seguido al pie del cañón demostrando de que pasta está hecho. Y es que Cristian Moras bien sea en concursos como en capeas, ha demostrado su valía como cortador. Un torero de raza, de los que luchan en cada plaza dando todo de sí mismo, de los valientes que pese a caer se levantan con más fuerza aún.
No hay mejor torero que aquel que da a su afición lo que quiere ver, y eso Cristian lo sabe. En el pasado Carnaval del Toro, el de Medina se armó de valor y clavó rodillas al suelo para protagonizar una gesta que tardará en borrarse de la mente de muchos, haciendo un quiebro de rodillas que hizo vibrar a los aficionados presentes, y no uno cualquiera sino el primer quiebro que se ha llevado a cabo en el coso de mirobriga.
Un año después y con la misma cortesía vuelve a concederme una entrevista, desde aquí mis mejores deseos para esta nueva temporada, torero.
-Ha pasado poco más de un año, desde que “maestría” publicara tu primera entrevista en dicho blog, desde entonces y echando la vista atrás, ¿Cómo valorarías el pasado año?
Ha sido un año con dos caras, un año duro para mí. Por un lado la cara amarga de no poder haber disputado la final de la Liga del Corte Puro ni la del Campeonato de España, ya que la segunda de las cogidas se me complicó y me dejó muchos días fuera de los ruedos. Por el otro un sabor dulce, el sabor de terminar la temporada concursando y además en dos plazas importantes, Valencia donde el año anterior no pude asistir por una cogida que sufrí el día antes, y donde este año reaparecí con un drenaje en la cornada, pudiendo dar a mi juicio, un buen espectáculo. Y Zaragoza, una plaza que el respeto y la afición la hacen única.
-No todo ha sido de color de rosa en la pasada temporada, sino que también has vivido la cara más fea del toreo. Me imagino que un luchador como tú, nunca se rinde y sigue al pie del cañón.
Es el precio que tenemos que pagar, el toro tiene que cobrarse su parte y ahí es donde de verdad debe salir la raza y afición de cualquiera que se pone delante de un toro, y si de verdad ama este mundo se volverá a poner delante de ese animal tan bello que tanto nos da y tan fácil nos lo puede quitar.
-El carnaval del toro ha dado el pistoletazo de salida para muchos de vosotros, un concurso en el que pegarle el segundo corte fue complicado, pero aún así lo conseguiste. ¿Qué sensaciones te dejó esa noche?
Antes del concurso sabía que me tocaría tragar, conozco bien ese encaste y cerraba grupo. Cuando saltó al ruedo y empezó a desmontar tramos del callejón, supe que esos parones harían que se pusiera peligroso en la segunda ronda, y así fue, salí con un mal sabor de boca ya que poco pude hacer en el segundo corte.
-Ciudad Rodrigo, su plaza, tiene algo mágico que a los toreros os engancha. Este año si hay una gesta en dicho coso que se recuerde es la tuya, y es que Cristian Moras ha sido el primero que ha clavado rodillas en el albero y ha dado un espectacular quiebro de rodillas. ¿Es algo que tenías pensado hacer?
Llevaba mucho tiempo dándole vueltas a la cabeza, el año pasado ya lo tenía en mente pero a ningún toro del pasado carnaval le vi cualidades para realizar dicho quiebro. Este año tenía esperanzas en que hubiese un toro con esas cualidades, un toro serio, que tuviera nobleza y se arrancara con alegría. Saltó al ruedo ese precioso toro de los Bayones en la mañana del lunes, y lo abrí con un corte, vi que ese era el toro que buscaba, entonces se lo comenté a mi gran amigo Saúl Bautista y me dijo que adelante. He de agradecer a mis compañeros el hueco que me dejaron, me bajaron el toro y no lo pensé. Puse las rodillas en el suelo, y en ese momento se escuchaba un murmullo en la grada, y ahí ya no hay vuelta atrás.
-En una capea levantar una gran ovación por los aficionados, no es fácil. Y Ciudad Rodrigo impone respeto. ¿Qué sentiste al recibir tanto cariño por los aficionados?
Es algo indescriptible, cuando me levanté del quiebro me salió un gesto de rabia, de haber cumplido algo que para mí significaba tanto. Ciudad Rodrigo es único para mí, y haber conseguido ejecutar el primer quiebro de rodillas en una plaza con tanta historia, es algo que no olvidaré jamás, recordaré de por vida esa ovación rotunda.
-El Carnaval del Toro es un festejo muy atractivo para los aficionados. ¿Qué otro festejo popular te gusta y sueles disfrutar de ello?
Me gustan todos aquellos en los que el toro imponga respeto y donde el aficionado valore lo que hacemos. Hoy en día cada vez hay menos encierros en los que se cuiden esos valores, podría mencionar varios sitios donde disfruto, pero elegiré uno que es especial para mí. La suelta de toros del cajón de Medina del Campo, y la cual organiza la Asociación Cultural San Antolín, su directiva cuida al mimo cada detalle y siempre eligen toros de trapío y seriedad. Ganaderías tales como Saltillo, Galache, Alcurrucen, Samuel Flores, Adolfo Martín, Pablo Mayoral…
-Constantemente os jugáis la vida, tanto en capeas como en concursos. ¿Cómo lleva tu familia esto?
La familia lo pasa mal, está claro. Cuando empecé en esto sabía que mi madre lo llevaba muy mal, y entonces preparaba mi mochila y la mentía diciendo que me iba con los amigos; aunque ella miraba en mi armario y faltaban las playeras de cortar, sabía que me había ido a concursar. Una noche me llamó y no le cogía el teléfono, me había cogido un toro en Villaescusa con 18 años. Desde ese día me pidió que le dijera la verdad de allá a donde iba y concursaba. Tengo la gran suerte de que mi familia acude a muchísimos concursos y me apoyan en todo, aunque de vez en cuando de un buen tirón de orejas no me libro.
-Se aproximan las Fallas, y en el coso valenciano se ha podido ver una buena versión de Cristian Moras. ¿Dirías que es una plaza exigente? ¿Cómo afrontas ese día?
La gente espera siempre un gran espectáculo, es de los primeros concursos del año y los compañeros van cargados de energía y ganas de ganar. Hoy en día el nivel que se encuentra en los concursos, y más en las ferias importantes, es muy alto y cada día se hace más difícil ganar los concursos. Pero yo saldré como siempre que piso una plaza, con la ilusión de hacer las cosas bien, defender el concepto que un día aprendí de grandes cortadores como: Manuel Sánchez, El Parri, Enrique de Frutos, Roberto Llorente, Juan Manuel Lázaro y muchos más que podría seguir mencionando; ellos nos enseñaron el concepto de la verdad sin aspavientos, sin engaños, el cortar con naturalidad y dando la máxima verdad al toro. A veces es difícil llegar al tendido con ese concepto, de hacer lo difícil fácil, pero el verdadero aficionado y uno mismo es como de verdad disfruta, y lo más importante de esto es disfrutar.
-¿A qué plaza le tienes muchas ganas esta temporada?
Me gustaría ganar en muchas importantes, pero tengo una espina clavada con mi plaza, la cuna del corte puro. Desde bien pequeño he ido a ver el que era el mejor concurso de cortes a nivel nacional. En 2013 quedé tercero en una de las mejores finales que he disputado, y en 2014 conseguí un segundo puesto, espero que este año pueda conseguir alzarme como campeón.
-Nuevas fechas, comienza la temporada… ¿Cómo es un día a día en la vida de Cristian? ¿Cómo entrenas para estar al 100% en las plazas?
Me preparo mucho físicamente porque el estar en forma y ágil es fundamental para ponerse delante de un toro y poder tener los menores percances posibles. Todas las mañanas corro una media de 10 o 12 km y también practico natación, los fines de semana solemos asistir a fincas privadas para entrenar con vacas, ya que también nos sirve para pasar el día en buena compañía con amigos y aficionados al toro.
-¿Qué objetivos se marca el de Medina del Campo para esta temporada?
Objetivos solo uno, seguir disfrutando de esta bonita afición y defenderla como se merece, para que nadie nos la pueda arrebatar.
Victoria
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