jueves, 20 de marzo de 2014

Toreros con capote o sin él, pero siempre toreros


Torear…el arte de torear, sentir al animal, amar y respetar la figura del toro por encima de todo.

El valor y el coraje de ponerse en frente de un astado, bien sea con el capote, muleta o a cuerpo limpio. Dejarse llevar durante toda la lidia, intentando dominar la situación, y sabiendo que ésta a la mínima se puede volver en contra.

La sensación de pisar el ruedo, saber que vas a salir a jugarte la vida por lo que más amas, una plaza llena en muchas ocasiones que vitorea los triunfos, aclamando a todos los valientes que se encuentran en la arena dispuestos a dar su mejor versión. Pero que en otras ocasiones se vuelve tajante siendo duramente crítica.

Unos desempeñando su arte acompañados de un capote y una muleta con la que guían al animal hasta llevarlo a su terreno, moviendo el capote con estilo, un estilo que les caracteriza allá por donde van; haciendo de la faena una obra de arte digna de ser admirada. En cada pase ponen su sentimiento, dejan su marca de identidad, haciendo que todos los aficionados que vean la lidia sientan la emoción de cada pase.

Otros, sin embargo, no necesitan acompañarse de nada para desempeñar su arte. Toreros a cuerpo limpio que se enfrentan al astado, retándolo y respetándolo en todo momento, haciendo cortes y quiebros que marcan al toro. Cortes que llevan consigo su sello, simplemente con un movimiento de cintura que en ocasiones parece imposible, realizan faenas en las que quitarse el sombrero suena a poco. Llamar al animal, sentirlo y disfrutar al mismo tiempo que embelesan a los presentes con espectaculares cortes que dejan huella en cada coso.

Ambos unos valientes que lo dan todo cada vez que se exponen al animal, luchando por lo que quieren, su sueño, recorrer decenas de plazas en busca de hacer bien su trabajo y junto con ello satisfacer a los aficionados que orgullosos defienden este arte.

Victoria 



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